viernes, 22 de agosto de 2014

Decálogo para vivir bien en tiempos malos


1. Acepta la realidad

No la niegues con ilusiones vanas, ni la agrandes con fantasías catastróficas. Esas son dos tentaciones ante lo difícil y doloroso de la vida.
Dos tentaciones paralizantes; porque si nada malo te desafía, nada tienes que hacer para encararlo, y si lo que sucede es tan tremendo, ya no vale la pena hacer nada.

2. Sufre con valor y realismo

No niegues ni calles tu dolor y tu enojo, ni aumentes tu sufrimiento imaginando lo malo que aún no sucedió y tal vez nunca suceda.
La queja y el lamento tienen su valor como desahogo… ¡En su medida!
El dolor sano , despierta tu capacidad de re-accionar, y el enojo, la rabia, surgen para que afrontes la dificultad.

3. Valora la situación como un desafío y una oportunidad

No mires tus “tiempos malos”, como una amenaza que va a destruirte. Míralos como un desafío y una oportunidad para crecer, para que seas más y mejor tú mismo.

4. Aprende a perder sin perderte tú mismo

En la gran apuesta de la vida, lo importante no es ganar o perder cosas, sino ganarte o perderte a ti mismo.
Perder “cosas”, “lo que tienes”, puede ser doloroso, pero es una oportunidad para que valores lo que eres, un desafío a que te mires a ti mismo.

5. Lucha con valentía y con inteligencia

Cuando los “tiempos son malos”, la reacción sana está en que luches para cambiar lo que se puede. Ni rebelarte encaprichado, ni resignarte resentido porque no todo es posible, te conducirá a salir ganando.
En la lucha creces tú como persona, aunque no logres el objetivo de tu esfuerzo.

6. Reconoce y agradece lo que tienes

Es de necio dejar de ver, de valorar y de disfrutar lo que se tiene, para llorar y lamentar lo que no se tiene o lo que se perdió.
Muchas veces nos hace bien perder algo de lo que tenemos, para valorar mejor lo que somos y lo que aún nos queda…

7. Mira a los otros y ama a tus hermanos

No dejes que el dolor, te encierre en ti mismo.
Si miras a tu alrededor, verás que honestas solo en el naufragio, y comprenderás, que ayudando a otros a salvarse, tú también llegas antes a la orilla.
No compares sólo “para arriba”…, compara “para abajo”, mirando a los que tienen menos o perdieron más…

8. Espera con paciencia y con esperanza

No te impacientes como un niño que lo quiere “todo y ya”. Aprende a postergar, a contar con el tiempo. Espera con paciencia.
Aprende a esperar con esperanza.
Y la esperanza más hermosa es la que nace en las situaciones más desesperantes.
La esperanza, hecha carne en tu vida, te ayuda a vivir de otra manera, a ser de otro modo…La esperanza como el amor, es un bien y un valor en sí misma, un bien de la persona.

9. Perdona, si los hay, a los culpables de tus males

No ganas nada, y pierdes el tiempo, buscando culpables de tus males, en Dios, en los otros, en el destino…
El odio y el rencor envenenan el alma y paralizan tu capacidad creativa para reaccionar sanamente ante tus problemas, disminuyendo tus energías y haciendo que eludas o postergues encarar tu responsabilidad.

10. Ora a tu Dios, si lo tienes

Pero no lo hagas infantilmente, pidiéndole que venga en tu auxilio con un milagro, resolviéndote como a un niño los problemas.
Pídeles, creyendo que no viene como un mago, desde afuera, sino que te sostiene desde adentro, para que te juegues con responsabilidad ante la vida.

René Juan Trossero

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